EEMPA n° 1256 - Lengua y Literatura - Clase 7 - 2° A y B
Fecha de entrega: viernes 18/6
Clase 7
La narración realista. Los actantes
La narración realista relata
hechos ficticios que se presentan como reales, es decir que se rigen por las
leyes del mundo en el que vivimos. Por eso, incorpora personajes comunes y
corrientes que realizan acciones en lugares reconocibles por el lector y en un
tiempo determinado.
Los actantes: En los relatos, los
personajes cumplen diferentes funciones. El sujeto es el personaje (principal) cuyas acciones están motivadas
por un deseo u objeto que el sujeto
quiere conseguir, lo que lo mueve a actuar (un sentimiento, una idea, una
cosa). Por ejemplo: sobrevivir. EL ayudante
es quien colabora con el sujeto a conseguir el objeto. Y, el oponente es quien obstaculiza la acción
del sujeto.
Vamos a continuar trabajando con el cuento “A la deriva” de Horacio Quiroga. También, lo pueden escuchar en audiolibro: https://www.youtube.com/watch?v=snruWIMz8oE
Horacio Quiroga
(1879-1937)
A LA DERIVA
(Cuentos de amor, de locura y de muerte, (1917)
(1879-1937)
A LA DERIVA
(Cuentos de amor, de locura y de muerte, (1917)
El hombre pisó blanduzco, y en seguida sintió la mordedura en el pie. Saltó adelante, y al volverse con un juramento vio una yararacusú que arrollada sobre sí misma esperaba otro ataque.
El hombre echó una veloz ojeada a su pie, donde dos gotitas de sangre engrosaban dificultosamente, y sacó el machete de la cintura. La víbora vio la amenaza, y hundió más la cabeza en el centro mismo de su espiral; pero el machete cayó de lomo, dislocándole las vértebras.
El hombre se bajó hasta la mordedura, quitó las gotitas de sangre, y durante un instante contempló. Un dolor agudo nacía de los dos puntitos violetas, y comenzaba a invadir todo el pie. Apresuradamente se ligó el tobillo con su pañuelo y siguió por la picada hacia su rancho.
El dolor en el pie aumentaba, con sensación de tirante abultamiento, y de pronto el hombre sintió dos o tres fulgurantes puntadas que como relámpagos habían irradiado desde la herida hasta la mitad de la pantorrilla. Movía la pierna con dificultad; una metálica sequedad de garganta, seguida de sed quemante, le arrancó un nuevo juramento.
Llegó por fin al rancho, y se echó de brazos sobre la rueda de un trapiche. Los dos puntitos violeta desaparecían ahora en la monstruosa hinchazón del pie entero. La piel parecía adelgazada y a punto de ceder, de tensa. Quiso llamar a su mujer, y la voz se quebró en un ronco arrastre de garganta reseca. La sed lo devoraba.
—¡Dorotea! —alcanzó a lanzar en un estertor—. ¡Dame caña!
Su mujer corrió con un vaso lleno, que el hombre sorbió en tres tragos. Pero no había sentido gusto alguno.
—¡Te pedí caña, no agua! —rugió de nuevo. ¡Dame caña!
—¡Pero es caña, Paulino! —protestó la mujer espantada.
—¡No, me diste agua! ¡Quiero caña, te digo!
La mujer corrió otra vez, volviendo con la damajuana. El hombre tragó uno tras otro dos vasos, pero no sintió nada en la garganta.
—Bueno; esto se pone feo —murmuró entonces, mirando su pie lívido y ya con lustre gangrenoso. Sobre la honda ligadura del pañuelo, la carne desbordaba como una monstruosa morcilla.
Los dolores fulgurantes se sucedían en continuos relampagueos, y llegaban ahora a la ingle. La atroz sequedad de garganta que el aliento parecía caldear más, aumentaba a la par. Cuando pretendió incorporarse, un fulminante vómito lo mantuvo medio minuto con la frente apoyada en la rueda de palo.
Pero el hombre no quería morir, y descendiendo hasta la costa subió a su canoa. Sentóse en la popa y comenzó a palear hasta el centro del Paraná. Allí la corriente del río, que en las inmediaciones del Iguazú corre seis millas, lo llevaría antes de cinco horas a Tacurú-Pucú.
El hombre, con sombría energía, pudo efectivamente llegar hasta el medio del río; pero allí sus manos dormidas dejaron caer la pala en la canoa, y tras un nuevo vómito —de sangre esta vez—dirigió una mirada al sol que ya trasponía el monte.
La pierna entera, hasta medio muslo, era ya un bloque deforme y durísimo que reventaba la ropa. El hombre cortó la ligadura y abrió el pantalón con su cuchillo: el bajo vientre desbordó hinchado, con grandes manchas lívidas y terriblemente doloroso. El hombre pensó que no podría jamás llegar él solo a Tacurú-Pucú, y se decidió a pedir ayuda a su compadre Alves, aunque hacía mucho tiempo que estaban disgustados.
La corriente del río se precipitaba ahora hacia la costa brasileña, y el hombre pudo fácilmente atracar. Se arrastró por la picada en cuesta arriba, pero a los veinte metros, exhausto, quedó tendido de pecho.
—¡Alves! —gritó con cuanta fuerza pudo; y prestó oído en vano.
—¡Compadre Alves! ¡No me niegue este favor! —clamó de nuevo, alzando la cabeza del suelo. En el silencio de la selva no se oyó un solo rumor. El hombre tuvo aún valor para llegar hasta su canoa, y la corriente, cogiéndola de nuevo, la llevó velozmente a la deriva.
El Paraná corre allí en el fondo de una inmensa hoya, cuyas paredes, altas de cien metros, encajonan fúnebremente el río. Desde las orillas bordeadas de negros bloques de basalto, asciende el bosque, negro también. Adelante, a los costados, detrás, la eterna muralla lúgubre, en cuyo fondo el río arremolinado se precipita en incesantes borbollones de agua fangosa. El paisaje es agresivo, y reina en él un silencio de muerte. Al atardecer, sin embargo, su belleza sombría y calma cobra una majestad única.
El sol había caído ya cuando el hombre, semitendido en el fondo de la canoa, tuvo un violento escalofrío. Y de pronto, con asombro, enderezó pesadamente la cabeza: se sentía mejor. La pierna le dolía apenas, la sed disminuía, y su pecho, libre ya, se abría en lenta inspiración.
El veneno comenzaba a irse, no había duda. Se hallaba casi bien, y aunque no tenía fuerzas para mover la mano, contaba con la caída del rocío para reponerse del todo. Calculó que antes de tres horas estaría en Tacurú-Pucú.
El bienestar avanzaba, y con él una somnolencia llena de recuerdos. No sentía ya nada ni en la pierna ni en el vientre. ¿Viviría aún su compadre Gaona en Tacurú-Pucú? Acaso viera también a su ex patrón mister Dougald, y al recibidor del obraje.
¿Llegaría pronto? El cielo, al poniente, se abría ahora en pantalla de oro, y el río se había coloreado también. Desde la costa paraguaya, ya entenebrecida, el monte dejaba caer sobre el río su frescura crepuscular, en penetrantes efluvios de azahar y miel silvestre. Una pareja de guacamayos cruzó muy alto y en silencio hacia el Paraguay.
Allá abajo, sobre el río de oro, la canoa derivaba velozmente, girando a ratos sobre sí misma ante el borbollón de un remolino. El hombre que iba en ella se sentía cada vez mejor, y pensaba entretanto en el tiempo justo que había pasado sin ver a su ex patrón Dougald. ¿Tres años? Tal vez no, no tanto. ¿Dos años y nueve meses? Acaso. ¿Ocho meses y medio? Eso sí, seguramente.
De pronto sintió que estaba helado hasta el pecho. ¿Qué sería? Y la respiración también...
Al recibidor de maderas de mister Dougald, Lorenzo Cubilla, lo había conocido en Puerto Esperanza un viernes santo... ¿Viernes? Sí, o jueves...
El hombre estiró lentamente los dedos de la mano.
—Un jueves...
Y cesó de respirar.
El hombre echó una veloz ojeada a su pie, donde dos gotitas de sangre engrosaban dificultosamente, y sacó el machete de la cintura. La víbora vio la amenaza, y hundió más la cabeza en el centro mismo de su espiral; pero el machete cayó de lomo, dislocándole las vértebras.
El hombre se bajó hasta la mordedura, quitó las gotitas de sangre, y durante un instante contempló. Un dolor agudo nacía de los dos puntitos violetas, y comenzaba a invadir todo el pie. Apresuradamente se ligó el tobillo con su pañuelo y siguió por la picada hacia su rancho.
El dolor en el pie aumentaba, con sensación de tirante abultamiento, y de pronto el hombre sintió dos o tres fulgurantes puntadas que como relámpagos habían irradiado desde la herida hasta la mitad de la pantorrilla. Movía la pierna con dificultad; una metálica sequedad de garganta, seguida de sed quemante, le arrancó un nuevo juramento.
Llegó por fin al rancho, y se echó de brazos sobre la rueda de un trapiche. Los dos puntitos violeta desaparecían ahora en la monstruosa hinchazón del pie entero. La piel parecía adelgazada y a punto de ceder, de tensa. Quiso llamar a su mujer, y la voz se quebró en un ronco arrastre de garganta reseca. La sed lo devoraba.
—¡Dorotea! —alcanzó a lanzar en un estertor—. ¡Dame caña!
Su mujer corrió con un vaso lleno, que el hombre sorbió en tres tragos. Pero no había sentido gusto alguno.
—¡Te pedí caña, no agua! —rugió de nuevo. ¡Dame caña!
—¡Pero es caña, Paulino! —protestó la mujer espantada.
—¡No, me diste agua! ¡Quiero caña, te digo!
La mujer corrió otra vez, volviendo con la damajuana. El hombre tragó uno tras otro dos vasos, pero no sintió nada en la garganta.
—Bueno; esto se pone feo —murmuró entonces, mirando su pie lívido y ya con lustre gangrenoso. Sobre la honda ligadura del pañuelo, la carne desbordaba como una monstruosa morcilla.
Los dolores fulgurantes se sucedían en continuos relampagueos, y llegaban ahora a la ingle. La atroz sequedad de garganta que el aliento parecía caldear más, aumentaba a la par. Cuando pretendió incorporarse, un fulminante vómito lo mantuvo medio minuto con la frente apoyada en la rueda de palo.
Pero el hombre no quería morir, y descendiendo hasta la costa subió a su canoa. Sentóse en la popa y comenzó a palear hasta el centro del Paraná. Allí la corriente del río, que en las inmediaciones del Iguazú corre seis millas, lo llevaría antes de cinco horas a Tacurú-Pucú.
El hombre, con sombría energía, pudo efectivamente llegar hasta el medio del río; pero allí sus manos dormidas dejaron caer la pala en la canoa, y tras un nuevo vómito —de sangre esta vez—dirigió una mirada al sol que ya trasponía el monte.
La pierna entera, hasta medio muslo, era ya un bloque deforme y durísimo que reventaba la ropa. El hombre cortó la ligadura y abrió el pantalón con su cuchillo: el bajo vientre desbordó hinchado, con grandes manchas lívidas y terriblemente doloroso. El hombre pensó que no podría jamás llegar él solo a Tacurú-Pucú, y se decidió a pedir ayuda a su compadre Alves, aunque hacía mucho tiempo que estaban disgustados.
La corriente del río se precipitaba ahora hacia la costa brasileña, y el hombre pudo fácilmente atracar. Se arrastró por la picada en cuesta arriba, pero a los veinte metros, exhausto, quedó tendido de pecho.
—¡Alves! —gritó con cuanta fuerza pudo; y prestó oído en vano.
—¡Compadre Alves! ¡No me niegue este favor! —clamó de nuevo, alzando la cabeza del suelo. En el silencio de la selva no se oyó un solo rumor. El hombre tuvo aún valor para llegar hasta su canoa, y la corriente, cogiéndola de nuevo, la llevó velozmente a la deriva.
El Paraná corre allí en el fondo de una inmensa hoya, cuyas paredes, altas de cien metros, encajonan fúnebremente el río. Desde las orillas bordeadas de negros bloques de basalto, asciende el bosque, negro también. Adelante, a los costados, detrás, la eterna muralla lúgubre, en cuyo fondo el río arremolinado se precipita en incesantes borbollones de agua fangosa. El paisaje es agresivo, y reina en él un silencio de muerte. Al atardecer, sin embargo, su belleza sombría y calma cobra una majestad única.
El sol había caído ya cuando el hombre, semitendido en el fondo de la canoa, tuvo un violento escalofrío. Y de pronto, con asombro, enderezó pesadamente la cabeza: se sentía mejor. La pierna le dolía apenas, la sed disminuía, y su pecho, libre ya, se abría en lenta inspiración.
El veneno comenzaba a irse, no había duda. Se hallaba casi bien, y aunque no tenía fuerzas para mover la mano, contaba con la caída del rocío para reponerse del todo. Calculó que antes de tres horas estaría en Tacurú-Pucú.
El bienestar avanzaba, y con él una somnolencia llena de recuerdos. No sentía ya nada ni en la pierna ni en el vientre. ¿Viviría aún su compadre Gaona en Tacurú-Pucú? Acaso viera también a su ex patrón mister Dougald, y al recibidor del obraje.
¿Llegaría pronto? El cielo, al poniente, se abría ahora en pantalla de oro, y el río se había coloreado también. Desde la costa paraguaya, ya entenebrecida, el monte dejaba caer sobre el río su frescura crepuscular, en penetrantes efluvios de azahar y miel silvestre. Una pareja de guacamayos cruzó muy alto y en silencio hacia el Paraguay.
Allá abajo, sobre el río de oro, la canoa derivaba velozmente, girando a ratos sobre sí misma ante el borbollón de un remolino. El hombre que iba en ella se sentía cada vez mejor, y pensaba entretanto en el tiempo justo que había pasado sin ver a su ex patrón Dougald. ¿Tres años? Tal vez no, no tanto. ¿Dos años y nueve meses? Acaso. ¿Ocho meses y medio? Eso sí, seguramente.
De pronto sintió que estaba helado hasta el pecho. ¿Qué sería? Y la respiración también...
Al recibidor de maderas de mister Dougald, Lorenzo Cubilla, lo había conocido en Puerto Esperanza un viernes santo... ¿Viernes? Sí, o jueves...
El hombre estiró lentamente los dedos de la mano.
—Un jueves...
Y cesó de respirar.
Consignas:
1) Determinen
cuál es el conflicto o nudo (el problema) del cuento “A la deriva”.
2) ¿Podría
ocurrir un episodio como este en la realidad? ¿Por qué?
3) Unan con
flechas los actantes con los datos del cuento.
Sujeto (personaje principal) Sobrevivir
Objeto de deseo Dorotea
Ayudante El veneno
Oponente Paulino
4) Identifiquen el
tipo de narrador del cuento leído indicando la persona gramatical que emplea. Justifiquen
su respuesta con un ejemplo.
1. Autor y Narrador. Tipos de narrador
En toda narración de ficción, es necesario diferenciar entre autor
y narrador.
El autor
es la persona - de existencia real - que imagina y escribe el
relato.
|
El narrador es la voz construida por el autor que relata los hechos
y los organiza de un modo determinado. Esa voz narradora puede contar la
historia respetando el orden temporal en el que acontecen los sucesos o
alterando ese orden
|
Existen
distintos tipos de narradores, según desde qué lugar narran y, en consecuencia,
qué conocimiento tienen sobre lo que ocurre y sobre los personajes. Así, el
tipo de narrador que el autor elige determina los datos que tienen los
lectores. Lo que sucede en el relato es percibido por el lector a partir de la
visión o punto de vista del narrador. El grado de conocimiento que el narrador
exponga con respecto a lo que relata puede variar según la posición que adopte.
En
el caso del narrador en primera persona, es un personaje dentro de la
historia que actúa, juzga y tiene opiniones sobre los hechos y los personajes
que aparecen. En este caso el narrador solo tiene y aporta información basada
en su propia visión de los eventos. Puede ser un narrador protagonista (narra su propia
historia) o testigo (cuenta lo que
sucede al protagonista). Este último narrador también puede narrar en tercera
persona.
|
Ejemplo:
«Y yo, en vez de sentirme satisfecho por ser dueño de todo aquel tesoro, me
dejé llevar por la codicia y le pedí una cosa más. Y aquella cosa fue la que
causaría mi ruina. Pensé que el bote de oro con la pomada que el derviche había
sacado de la vasija de barro vidriado antes de salir de la gruta, debía
pertenecerme como todo lo demás» («Las mil y una noches»).
El
narrador en tercera persona puede encontrarse fuera de la historia.
Puede ser objetivo en lo que dice
o piensa, expone y comenta las actuaciones de los personajes y los
acontecimientos que se van desarrollando en la narración (no sabe lo que
piensan y sienten los personajes). También puede contar los pensamientos más
íntimos que cruzan por las mentes de los personajes, sus estados de ánimo y
sentimientos. En este caso, decimos que es un narrador omnisciente.
|
Ejemplo: «La pequeña iba descalza y con los pies
amoratados por el frío; llevaba en su viejo delantal una gran cantidad de
fósforos y tenía en una mano una cajita. Aquel resultó un mal día para ella;
ningún comprador y, por consiguiente, ningún dinero. Y tenía hambre y frío y
tan mísero aspecto. ¡Pobrecita!» («La
niña de los fósforos», de Hans Christian Andersen).
A continuación
adjunto un cuadro que sintetiza lo explicado anteriormente
NARRADOR
|
CARACTERÍSTICAS
|
Protagonista
|
Narra en primera persona (yo) su propia historia. Adopta
un punto de vista subjetivo y solo conoce sus propios pensamientos,
sentimientos y acciones y aquello que sucede en su presencia.
|
Testigo
|
Puede ser o no un personaje de la narración. Narra en primera o
tercera persona. Solamente sabe qué ocurre cuando él/ella está presente.
|
Omnisciente
|
No es un personaje del relato. Narra desde afuera de la historia
en tercera persona. Sabe todo sobre los personajes, lo que hacen y también
sus emociones, sus reflexiones y a veces hasta su pasado o su futuro.
|
Objetivo
|
Relata desde afuera del relato en tercera persona, pero -a
diferencia del narrador omnisciente- no sabe todo sino solo lo que se ve y
escucha. No le transmite al lector sentimientos o pensamientos de los
personajes.
|
Antes de continuar desarrollando los
elementos que constituyen el texto narrativo de ficción vamos a leer este
cuento:
La casa encantada
Una joven soñó una noche que caminaba por un
extenso sendero campesino, que ascendía por una colina boscosa, cuya cima
estaba coronada por una hermosa casita blanca, rodeada de un jardín.
Incapaz de ocultar su placer, llamó a la puerta de
la casa, que finalmente fue abierta por un hombre muy, muy anciano, con una
larga barba blanca. En el momento en que ella empezaba a hablarle, despertó.
Todos los detalles de este sueño permanecieron tan grabados en su memoria, que
por espacio de varios días no pudo pensar en otra cosa. Después volvió a tener
el mismo sueño en tres noches sucesivas. Y siempre despertaba en el momento en
que iba a tener su conversación con el anciano.
Pocas semanas más
tarde la joven se dirigía en automóvil a Litchfield, donde se realizaba una
fiesta de fin de semana. De pronto tironeó la manga del conductor y le pidió
que detuviera el automóvil. Allí, a la derecha del camino pavimentado, estaba
el sendero campesino de sus sueños.
—Espéreme un
momento —suplicó, y echó a andar por el sendero, con el corazón latiéndole
alocadamente.
Ya no se sintió
sorprendida cuando el caminito subió enroscándose hasta la cima de la boscosa
colina y la dejó ante la casa cuyos menores detalles recordaba ahora con tanta
precisión. El mismo anciano del sueño respondió a su impaciente llamado.
—Dígame —dijo
ella—, ¿se vende esta casa?
—Sí —respondió el
hombre—, pero no le aconsejo que la compre. ¡Esta casa, hija mía, está
frecuentada por un fantasma!
—Un fantasma
—repitió la muchacha —. ¡Santo Dios!, ¿y quién es?
—Usted —dijo el
anciano—, y cerró suavemente la puerta.
Anónimo, en “Antología del cuento extraño”.
Selección, traducción y notas biográficas de Rodolfo Walsh,
Buenos Aires, Hachette, 1956.
Actividad 1
1. Identifique el
narrador del cuento leído indicando la persona gramatical que emplea y el tipo
de narrador. Extraiga un ejemplo que dé cuenta de la respuesta.
2. Modificar el primer
párrafo del cuento de manera que el narrador utilice otra persona gramatical
(Si está en tercera persona pasar a primera / si está en primera persona pasar
a tercera)
3. ¿Quién es el autor
del cuento leído? Justificar la respuesta.
2. La acción narrativa
La historia de una narración ficcional se compone de una serie de
acciones. Algunas son más importantes, por eso se denominan núcleos
narrativos o acciones principales. Otras son acciones secundarias
porque sin ellas la cadena de hechos que van configurando la trama o la
historia no se interrumpe.
Las acciones principales
son fundamentales para la narración: si falta una de ellas, cambia totalmente
la historia y queda incompleta..
|
En cambio, sin las acciones
secundarias el relato puede transcurrir, ya que su progresión depende de
los núcleos narrativos
|
El
relato de la historia puede organizarse de diferentes maneras, es decir,
que los hechos narrados pueden no aparecer en orden temporal. Por ejemplo, un
relato puede comenzar narrando el final de una historia y continuar
retrocediendo en el tiempo.
Actividad 2
1. Elaborar un cuadro de
doble entrada que identifique las acciones principales (por un lado) y las
acciones secundarias (por el otro) del cuento “La casa encantada”
3. Secuencia narrativa
Toda
narración está formada por una sucesión de acciones. Como ya dijimos, las
narraciones, para resultar interesantes, deben presentar al menos un conflicto
con su correspondiente resolución. Toda acción de una narración, excepto la
primera que es el punto de partida, es producida por una acción anterior y a su
vez causa de otra acción posterior. De manera que los hechos que conforman un
relato están encadenados entre sí y se suceden uno detrás de otro, en un orden
determinado, desde el principio hasta el final.
La sucesión
ordenada de las acciones principales de una narración constituye la secuencia
del relato.
|
Veamos
la secuencia narrativa de “La casa encantada”. En ella destacamos las acciones
(verbos) principales.
1.
Una joven soñó con un paisaje y una casita habitada por un anciano.
2.
Soñó tres noches seguidas el mismo sueño.
3.
Camino a Litchfield, vio el paisaje de sus sueños.
4.
Se dirigió a la casa.
5.
Golpeó la puerta.
6.
La abrió el mismo anciano de sus sueños.
7.
Le dijo que la casa era visitada por un fantasma.
8.
El fantasma era ella.
4. Argumento
El
argumento de una narración es el conjunto de hechos que ocurren a los personajes
en un tiempo y lugar determinados.
Las
acciones principales se combinan con otras secundarias, que completan el relato
y aportan algunos detalles necesarios para enriquecer la historia. Para
redactar el argumento de un cuento conviene realizar primeramente su secuencia
y relacionar las ideas con conectores.
Veamos
el argumento de “La casa encantada”:
Cierta
noche, una joven soñó que llegaba a una casita hermosa situada en la cima de
una colina y que, al llamar, abría la puerta un anciano. Pero, antes de que
ella comenzara a hablar, despertaba. El sueño se repitió reiteradas veces de la
misma manera.
Un
día, ella se dirigía a una fiesta en Litchfield. De pronto, vio la casita de
sus sueños, hizo parar el automóvil en el que viajaba y corrió hacia el lugar.
Al llegar, golpeó la puerta. La atendió el mismo anciano de sus sueños. Cuando
ella le preguntó si se vendía la casa, él le respondió
que no le convenía, pues era frecuentada por un fantasma, ese fantasma era
ella. Y cerró la puerta.
Actividad 3
1. Lea atentamente el
comienzo del cuento “A la deriva” del escritor uruguayo Horacio Quiroga (1879-
1937):
A
la deriva
El
hombre pisó algo blancuzco, y, enseguida sintió la mordedura en el pie. Saltó
adelante, y al volverse, con un juramento vio una yaracacusú, que, arrollada
sobre sí misma, esperaba otro ataque.
El
hombre echó una veloz ojeada a su pie, donde dos gotitas de sangre engrosaban
dificultosamente, y sacó el machete de la cintura. La víbora vio la amenaza y
hundió más la cabeza en el centro mismo de la espiral; pero el machete cayó de
lomo, dislocándole las vértebras.
El
hombre se bajó hasta la mordedura, quitó las gotitas de sangre y durante un
instante la contempló. Un dolor agudo nacía de los dos puntitos violeta y
comenzaba a invadir todo el pie. Apresuradamente se ligó el tobillo con su
pañuelo y siguió por la picada hacia su rancho.
El
dolor en el pie aumentaba, con sensación de tirante abultamiento, y de pronto
el hombre sintió dos o tres fulgurantes puntadas que, como relámpagos, habían
irradiado desde la herida hasta la mitad de la pantorrilla. Movía la pierna con
dificultad; una metálica sequedad de garganta, seguida de sed quemante, le
arrancó un nuevo juramento.
Llegó
por fin al rancho y se echó de brazos sobre la rueda de un trapiche. Los dos
puntitos violeta desaparecían en la monstruosa hinchazón del pie entero. La
piel parecía adelgazada y a punto de ceder, de tensa. Quiso llamar a su mujer,
y (…)
(fragmento)
¿Qué
habrá sucedido con el personaje de este cuento? ¿Habrá encontrado a su mujer?
¿Habrá
logrado salvar su vida? Para develar la incógnita, continúe la lectura del
cuento.
Reléalo
las veces que lo crea necesario y resuelva las siguientes consignas:
a. Escriba la secuencia
narrativa de “A la deriva”.
b. Relate su argumento.
c. Preste especial
atención al protagonista (es decir, al personaje principal del cuento).
¿Qué
sentimientos experimenta a lo largo del relato? ¿Qué relación tienen estos
sentimientos con el dolor físico que padece?
d. En “A la deriva” hay
una descripción del paisaje del río Paraná. Reléala, teniendo en cuenta el
contenido del cuento y responda: ¿Por qué puede afirmarse que hay una estrecha
relación entre el sufrimiento del personaje y las características del paisaje?
En esta clase vamos a continuar con la presentación de los diferentes
tipos de textos que comenzamos en la clase anterior. En la misma trabajamos con
el texto descriptivo y con el explicativo - expositivo; a continuación, vamos a trabajar con
los tres textos restantes: instructivo, argumentativo y narrativo.
Texto directivo o instructivo
Los
textos directivos, también llamados exhortativos, se utilizan cuando el
emisor quiere dar instrucciones al receptor para que realice alguna
actividad. Son ejemplos de este tipo de textos: las instrucciones para armar
o reparar un mueble, preparar una comida, administrar un medicamento, jugar
un juego de mesa, instalar un electrodoméstico.
|
En
general, los textos instructivos siguen un orden cronológico y respetan algunas
condiciones en su formulación. Por ejemplo, si se trata de una receta de
cocina, en primer término se enumeran los ingredientes necesarios y después la
preparación, donde aparece en orden todo lo que hay que hacer con los
ingredientes para conseguir el plato final. En el caso de un juego de mesa, por
ejemplo, primero se especifica el objetivo del juego (llegar al final de un camino
en menos tiempo, juntar tantos puntos, quedarse sin cartas, etc., etc.), después
se indica la cantidad de jugadores que se requiere y los elementos que deben
utilizarse para jugar (tablero, fichas, mazos de cartas, dados, etc.) y finalmente,
se dan las reglas del juego, que son las instrucciones para que los jugadores
puedan jugar.
La función de estos textos es generalmente
apelativa, ya que la intención del emisor es que el receptor lleve a cabo con
éxito una tarea o actividad.
Por
ejemplo:
Pizzetas al oreganato
Ingredientes
(Para
6 personas)
1
docena de tapas para empanadas; 3 tomates perita cortados en rodajas; 6 filetes
de anchoas en aceite; orégano fresco; 400 g de mozzarella.
Preparación
Pincelar
las tapas con el aceite de las anchoas y encimarlas de a dos. Cocinar unos
minutos en horno caliente hasta que la base esté apenas dorada. Poner encima
una rodaja de tomate, la mozzarella, una anchoa y el orégano a gusto. Llevar
nuevamente al horno hasta que la mozzarella se derrita. Servir bien caliente.
Actividad 1
Lea el texto siguiente:
a. ¿De dónde cree usted
que fue extraído este texto?
b. ¿Para qué sirven las
instrucciones?
c. Busque en el texto
señales que indiquen la función apelativa utilizada (tiempos verbales, clase de
oraciones, vocabulario, etc.)
Texto argumentativo
Cuando
el emisor se propone convencer o persuadir al receptor para que piense o
actúe de determinada manera, utiliza el texto argumentativo. Su función, por
lo tanto, es también apelativa. Pero la estructura de un texto argumentativo es
diferente a la del texto directivo.
La
argumentación es una estrategia muy utilizada por los hablantes.
Argumentamos
para fundamentar una actitud personal, para defender una idea, para oponernos
a una decisión ajena, etc., etc.
|
Actividad 2
a. Le proponemos pensar
en algún problema o conflicto de la vida cotidiana, cuya resolución lo haya
enfrentado con una persona de su núcleo íntimo. Escriba los argumentos para
defender su posición. No olvide que con ellos usted debe convencer al otro de
que la suya es la mejor solución.
El texto
narrativo de ficción
LA NARRACIÓN
La
narración es una de las formas más difundidas de la comunicación humana.
Se
cuenta (se narra) desde que el hombre es hombre; distintas formas de relatos
aparecen desde los tiempos más remotos en los lugares más recónditos del mundo,
de diferentes maneras: leyendas, mitos, cuentos populares y tradicionales, fábulas…
hasta llegar al cuento y a la novela tal como los entendemos hoy.
1. Definición de narración ficcional
En
las narraciones ficcionales, una voz-que se denomina narrador-relata una
sucesión de hechos ficticios que se desarrollan en un tiempo y en un lugar
determinado, vinculados entre sí por relaciones temporales (una acción ocurre
necesariamente antes que otra) y lógicas (una acción es la causa que genera
otra acción-que es su consecuencia). Estos relatos, presentan diversos
personajes que desarrollan las acciones. Como los cuentos, las novelas, la
leyenda y la fábula.
|
2. Componentes de una obra perteneciente al género narrativo
2.1 La superestructura narrativa
En todo texto encontraremos una estructura organizativa predominante. Esta estructura básica se
reconoce por la forma en que se organizan u ordenan las diferentes partes de un
texto, independientemente del tema que este trate. Van Dijk denomina dichas
formas como superestructuras y las
define como las estructuras globales que caracterizan un tipo de texto. Las
superestructuras no sólo permiten reconocer un tipo de texto determinado, sino
que a la vez determinan el orden global de las partes de ese texto. Este orden
global puede compararse con un molde que mantendrá su forma, sea cual sea el
contenido que le coloquemos.
La superestructura narrativa supone los siguientes elementos:
-Situación inicial o marco: se
presentan los personajes (sus características y sus relaciones), el lugar, el
tiempo así como también las primeras acciones del relato.
-Complicación: ocurre
un hecho (o varios) que produce algún cambio en la situación inicial. Genera
una situación nueva que hay que resolver. El conflicto se produce cuando algo o
alguien obstaculiza al protagonista hacia su objeto. Puede ser otro personaje
(un ser humano u otro ser) enemigo del protagonista o puede ser él mismo, quien
se aleja de su meta por un comportamiento equivocado. En muchos cuentos, el
obstáculo es un objeto, por ejemplo, una trampa o un fenómeno natural o una catástrofe.
-Resolución: la complicación se
resuelve positiva o negativamente para los personajes. Es el fin de la
situación problemática del personaje.
-Situación final: es el
desenlace de la historia donde se presentan los cambios que se han producido
respecto de la situación inicial. Por ello, toda narración es la historia de
una transformación.
-Evaluación: en
algunos relatos el narrador expresa opiniones o comentarios sobre lo que está
contando.
Marco y suceso forman un episodio. En un cuento suele haber un
solo episodio, pero si pensamos en una novela, encontraremos que está formada
por distintos episodios relacionados entre sí, que constituyen la trama de
la novela. Junto con la secuencia de acciones, en los cuentos suele haber diálogos
entre los personajes, descripciones y comentarios u opiniones
del narrador.
Actividad 3
Lea el
siguiente cuento, del escritor italiano contemporáneo Gianni Rodari:
España pequeña
Una tarde, el profesor Grammaticus estaba corrigiendo los
deberes de sus alumnos. La criada estaba a su lado y trabajaba
ininterrumpidamente sacándole punta a los lápices rojos, porque el profesor los
consumía a manos llenas.
En cierto momento, Grammaticus lanzó un grito muy alto y se puso
de pie con las manos en los cabellos gritando:
—¡López! ¡López!
—¿Qué ha hecho ahora López? —preguntó la criada.
Ella conocía a todos los alumnos por su nombre y apellido, sabía
cuáles eran los errores preferidos de cada uno, y no ignoraba que los errores
de López eran siempre terribles.
—Ha escrito “españa” con minúscula. ¡Ah! Pero esta vez lo
denuncio a la guardia civil.
Puedo perdonar todo a todos, pero no semejante falta de respeto por el propio país.
—Ya —dijo la criada con un suspiro.
— ¿Qué quieres insinuar con ese “ya”?
—Señor profesor, una pobre criada como yo, qué quiere que pueda
insinuar. Bastante es que sepa afilar los lápices.
—Pero has suspirado.
—Desde un cierto punto de vista, sí. Mirándolo bien…
— ¡Seguro! —gritó el profesor—. Ahora me quedaré aquí mirando
esta minúscula, y a fuerza de mirarla se volverá mayúscula por sí sola. Dame
ese lápiz, quiero dejar allí tres tachones de los que hacen historia.
—Decía —prosiguió con paciencia la criada—, que tal vez López ha
querido aludir…
—Vaya, vaya. Estamos con las alusiones ahora. Pronto pasaremos a
las cartas anónimas.
En ese momento la criada, que tenía su orgullo, se incorporó, se
sacudió del delantal las virutas del lápiz y dijo:
—Usted no tiene necesidad de mi opinión. Buenas tardes.
—No, espera, habla. Soy todo oídos. Pero habla, di claramente lo
que piensas.
—Bien, pero no se ofenda. ¿No es verdad que hay una España
pequeña, menor, olvidada por todos? Ciertas aldeas donde no hay médico, adonde
no llega el teléfono… Ciertos caminos por donde sólo pueden pasar los
mulos…Ciertas casas pobres donde los niños, las gallinas y los cochinillos
duermen juntos en el suelo…
—Pero ¿qué estás diciendo?
—Déjeme terminar. Digo que esa España minúscula existe: es la de
los viejos en quienes nadie piensa, la de los chicos que querrían estudiar pero
no pueden, la de los pueblos donde sólo han quedado las mujeres porque los
hombres han emigrado en masa…
El profesor, esta vez, escuchaba en silencio.
—Pues quizá López pensaba en esas cosas, en esa gente, y no se
ha sentido capaz de ponerle mayúscula a…
— ¡Justamente ese es el error! — estalló Grammaticus—. Claro que
aún existe esa españa pequeña, pero creo que ya es hora de darle la mayúscula
también a ella.
La criada sonrió:
—Pues entonces, haga así: ponga la mayúscula. Pero no le haga
tres tachones. Reconozca las buenas intenciones de López.
—Tal vez tuviera buenas intenciones…
La criada volvió a sentarse, sonriendo. Ya estaba segura de
haber salvado a un buen muchacho de una mala nota y, quizá, de los pescozones
de un padre nervioso. Y siguió tranquilamente sacándoles punta a los lápices.
b. ¿Quiénes
son los personajes de este cuento? Brinde sus características mediante el uso
de adjetivos.
c. ¿Está
claramente determinado el marco en el que se desarrolla la acción, es decir, en
qué lugar y tiempo suceden los hechos?
d. ¿Qué
hace cada uno?
e. ¿Qué
relación encuentra entre el nombre del profesor y su profesión?
f. ¿En qué parte de la
historia encontró usted las respuestas a las preguntas anteriores?
g. Determina la superestructura
narrativa que está presente en el relato. ¿El cuento presenta una evaluación?
Clase 4: Los textos
y su diversidad
A
lo largo de esta unidad hemos trabajado con distintos textos orales y escritos:
fragmentos de conversaciones, textos de historia, de biología, reglamento de un
club, poesía, recetas de cocina. Por medio de esos textos usted ha ido incorporando
conceptos esenciales para el estudio de la Lengua: el enunciado y sus
recursos, situación de enunciación, discurso, género, componentes del circuito
de la comunicación, funciones del lenguaje.
En
adelante profundizaremos el estudio de los textos desde el punto de vista de su
variedad. Pero antes recordemos qué es un texto.
Un
texto puede ser largo o brevísimo, oral u escrito, puede ser tan común como el
relato de cómo le fue en el trabajo a alguien durante ese día o las noticias de
la radio o tan complejo como un tratado sobre medicina o una novela histórica.
Pero lo que define a un texto como tal es su coherencia, es decir, el sentido
global que posee todo texto.
Un texto
es un entramado o tejido de relaciones que tiene unidad de sentido.
|
No
todos los textos son iguales, por eso es posible clasificarlos. Hacemos esta clasificación
en forma permanente en la vida cotidiana casi sin darnos cuenta.
____________________________________________________
Piense
en lo siguiente:
¿Cómo
distingue usted una factura de servicios públicos de una carta comercial? ¿Por qué
no confunde una crítica con una noticia? ¿Cómo se da cuenta de que en una
conversación con un jefe tiene que usar un lenguaje más formal que el que usa
con sus compañeros de trabajo?
__________________________________________________________
Los
hablantes, por nuestra experiencia comunicativa, sabemos distinguir diferentes clases
de textos y relacionarlos con determinadas situaciones, para usarlos convenientemente.
Teniendo en cuenta cómo están organizados o estructurados los textos, podemos reconocer
al menos cinco tipos textuales básicos: descriptivo, narrativo, expositivo,
argumentativo y directivo.
Texto descriptivo
Describir
a
una persona, un animal, un objeto, un lugar, implica decir cómo son. Es decir
que un texto descriptivo es aquel que presenta, muestra y explica las
características, propiedades, cualidades o funciones de las cosas. Por este
motivo suele definirse la descripción como una “pintura” hecha con palabras.
|
Es
importante observar con atención aquello que se quiere describir. Para realizar
una descripción no es necesario incluir muchos detalles ya que quien describe
elige las características que le interesa destacar y luego las escribe seleccionando
las que considera más importantes.
Actividad 1
A
continuación le formulamos algunas preguntas sobre “Bosque subantártico o Andino-patagónico”.
Para
responderlas, también tenga en cuenta la información que le aporta la solapa
del libro.
a.
¿Cuál
es el tema de esta descripción?
b.
¿Cuál
habrá sido la intención del autor al escribir este texto?
c. ¿Qué función del lenguaje ha utilizado?
El
texto que acaba de leer es un fragmento del capítulo introductorio (titulado “El
joven provinciano”) del citado libro autobiográfico del poeta chileno Pablo
Neruda. En recuadro aparte, usted encontrará más información sobre el libro: la
que aporta la contratapa.
Actividad 2
Relea
“El bosque chileno” con atención (incluida la cita de la fuente bibliográfica)
y luego responda las siguientes preguntas:
a.
¿Cuál
es el tema del texto?
b.
Este
fragmento es fundamentalmente descriptivo. ¿Podría usted explicar por qué?
c.
¿Cuál
habrá sido la intención de Neruda al escribir este texto?
d.
¿Qué
función del lenguaje ha utilizado?
e.
Compare
esta descripción con la extraída de “El nuevo libro del árbol”. ¿Encuentra entre
ellas alguna semejanza? ¿Cuáles son las diferencias?
Existen
diferentes tipos de descripciones; generalmente, la diferencia entre ellas
tiene que ver con la función del lenguaje y, por lo tanto, reflejan una
intencionalidad diferente. Así, la descripción del bosque subantártico tiene
una función informativa: la intencionalidad de quien la escribe es
informar acerca de las características del objeto elegido. Trata de describir
al bosque de la manera más objetiva posible, de destacar los detalles más
significativos de su conformación y del entorno, del clima, etc. Mientras que en
el “El bosque chileno”, la descripción que hace Neruda tiene una evidente función
poética: se advierte un propósito creativo, intenta transmitir vivencias,
pensamientos, sentimientos, emociones.
Texto expositivo – explicativo
El texto expositivo se utiliza para
presentar datos/información sobre diversos temas del saber: hechos, personajes,
teorías, experiencias científicas, etc., en la forma más objetiva posible
para que el receptor lo comprenda, y de esa forma, aprenda. El emisor de este
tipo de textos no lo hace en forma anárquica, en cualquier orden. Debe
respetar una estructura básica que utiliza para guiar al lector en su tarea
de comprensión. Por eso es común que se incluyan ejemplos y explicaciones.
|
Veamos
el siguiente ejemplo de texto expositivo.
La sal
La sal tiene muchas funciones. La interrelación
entre la sal común y el agua es esencial para la vida. El mantenimiento de un
equilibrio adecuado de sal es vital para el cuerpo humano. Aunque el empleo de
sal con fines de conservación ha disminuido con el desarrollo de la
refrigeración, todavía se usa de numerosas maneras: procesado de alimentos de
diversos tipos; curado de carnes; preparación de hortalizas en salmuera y,
naturalmente, para sazonar comidas.
En la conservación de alimentos, la sal cumple dos
funciones: deseca los alimentos por ósmosis, entorpeciendo así el crecimiento
de las bacterias, más activas en los alimentos húmedos que en los secos; y,
además, la salmuera que se forma con la combinación de la sal y del agua
extraída de los alimentos impide o retrasa el desarrollo de microorganismos
superficiales.
La sal se debería emplear con mucha moderación, si
es que se usa, al principio de cualquier preparación o guiso en que se produzca
una gran evaporación de líquidos; por ejemplo, en salsas, caldos y sopas. Con
las carnes lo mejor es añadir una cantidad juiciosa de sal hacia el final del
proceso de cocinado y corregir el sazonado antes de servir. De esta manera
pueden disminuirse los efectos nocivos del sodio sobre la presión sanguínea.
Fragmento adaptado, en “Los alimentos y la salud”,
Organización Mundial de la Salud, Salvat, Barcelona, 1994.
Actividad 3
a. Enumere las
funciones de la sal que se mencionan en el fragmento.
b. ¿Por qué se utiliza
la sal en la conservación de alimentos?
c. ¿Qué sugerencias se
hacen para evitar la influencia negativa de la sal sobre la presión sanguínea?
d. ¿Qué función del
lenguaje predomina en el texto? Fundamente su respuesta.
Clase 3 ( jueves 2 y viernes 3 de abril)
Funciones
del lenguaje; características y marcas lingüísticas
Hasta
ahora, hemos avanzado paso a paso en el estudio de la comunicación y de sus
elementos, reflexionó sobre la importancia de emitir enunciados adecuados a las
distintas situaciones de enunciación, reconoció la influencia que sobre el
lenguaje tienen el origen, la edad, la educación, las experiencias o la actividad
de los hablantes.
Ahora
nos detendremos en el estudio de un aspecto que tiene suma importancia a la
hora de interpretar y producir mensajes, ya sean orales o escritos: la intencionalidad
o propósito del emisor.
De
acuerdo con ese propósito, el emisor utiliza diferentes funciones del
lenguaje.
Las
principales funciones del lenguaje son las siguientes:
• Referencial
o informativa: el propósito del emisor es informar sobre un hecho,
transmitir datos, etc. Ej. Artículo periodístico, programa radial de noticias,
noticiero televisivo, texto de divulgación científica.
• Apelativa
o conativa: el propósito del emisor es influir sobre el receptor para que
piense o haga algo. Ej. Propaganda y publicidad, instrucciones, folletos.
• Emotiva
o expresiva: el propósito del emisor es expresarse, demostrar sus emociones
o sentimientos. Ej. Diario personal, nota de felicitación.
• Poética
o estética: el propósito del emisor es producir placer estético, atraer al
receptor, despertar emociones en el lector. Un escritor utiliza estrategias
diversas para lograrlo, sugiere imágenes, emplea de manera especial el
lenguaje, elige cuidadosamente las palabras y las combina de una manera
particular. En fin, recurre a todos los recursos que tiene la lengua para crear
belleza, para producir una obra de arte. Utiliza la función poética del
lenguaje. Ej. Textos literarios: cuento, poesía, etc.
Entonces,
la intención o propósito del emisor define la función del
lenguaje. Así, si mi intención es conseguir que un amigo haga un trámite por
mí, intentaré convencerlo para que haga el trámite: estoy utilizando la función
apelativa.
Es
interesante observar que cada una de las funciones del lenguaje pone de relieve
o destaca alguno de los elementos esenciales de la comunicación que vimos en
esta misma unidad (emisor, receptor, mensaje, referente). Así, en el ejemplo
anterior, como todos mis argumentos están dirigidos a persuadir a mi amigo para
que me haga un favor, el elemento de la comunicación que yo más tendré en
cuenta será el receptor: su forma de pensar, qué cosas logran convencerlo y
cuáles no, si le resultará fácil porque, por ejemplo, el trámite que le pido
que haga por mí está de camino a su trabajo, etc.
Marcas lingüísticas
En los
enunciados podemos encontrar pistas, señales o “marcas lingüísticas”
características de cada una de las funciones del lenguaje. En la siguiente
tabla le presentamos cuáles son y un ejemplo para cada una.
¿Por
qué es importante reconocer la función del lenguaje en un enunciado?
Porque
permite comprender mejor lo que el texto quiere transmitir. Si conocemos el
propósito del emisor, las palabras cobran otro sentido y se facilita la
interpretación del mensaje.
___________________________________________________
Cuando hablamos de reconocer la función del lenguaje de un texto,
nos referimos a la función que predomina. Hacemos esta aclaración porque
en los textos suele aparecer más de una función. Así, un texto científico, de
clara función referencial, puede contener párrafos con opiniones de
investigadores de prestigio reconocido o incluir recomendaciones que intentan
persuadir al lector y en estos tramos de texto la función utilizada será la
apelativa.
_________________________________________________________________
Analicemos juntos los siguientes
ejemplos:
Texto 1
El yuchán (también conocido como palo borracho o palo
botella) es uno de los árboles indígenas más originales y decorativos de
nuestra flora. Tiene una vasta distribución en América del Sur: desde Perú al
noroeste argentino -provincias de Salta, Jujuy y Catamarca; como también en las
de Chaco, Santiago del Estero y Formosa. Proporciona madera muy liviana y
blanda, apta para fabricar barriles y canoas. La corteza, cortada en tiras,
sirve para liar los atados de hojas de tabaco.
Fragmento, “El nuevo libro del árbol”, Tomo 1, El Ateneo,
Buenos Aires, 1997.
Este
texto, extraído de un libro dedicado a la descripción de los árboles autóctonos
de la Argentina, tiene un objetivo evidente: dar información sobre una especie
botánica, el palo borracho. La función predominante es la referencial, ya que
el acento está puesto en el objeto del que se habla (el referente). Además
podemos detectar claras marcas lingüísticas de esta función: la mayoría de las
oraciones son declarativas, están en modo indicativo y en tercera persona y, en
general, no existen vocablos valorativos.
Texto 2
¡Adiviná con quién me encontré hoy en la calle! No lo vas
a poder creer: ¡Lola! Sí, la chica que conocimos en el sur. No sabés cómo me
emocioné. Nos abrazamos y no parábamos de reírnos. Nunca pensé que me alegraría
tanto de verla. ¿No es una linda sorpresa? Está estudiando en Buenos Aires, así
que nos vamos a poder ver seguido. Me cae re-bien esa piba. ¡Es tan macanuda!
En
este caso, en cambio, es evidente la relevancia que tiene el emisor, que
describe sus sensaciones y su particular estado de ánimo. Tiene una función
claramente emotiva, que se evidencia en el uso de la primera persona y en la
inclusión de palabras valorativas.
Actvidad 1
a. Lea los distintos textos que se
ofrecen a continuación.
b.
En cada uno,
determine cuál es la función del lenguaje predominante.
c.
Señale cuáles son las
marcas lingüísticas que las identifican.
Texto 1
Venga a Bingo Fernando. Dese una oportunidad todos los
días.
Texto 2
MENORES PRESOS EN CASEROS PIDEN IGUAL TRATO QUE LOS
SCHOKLENDER.
En medio de una “batucada”, Sábato y defensores de
derechos humanos visitaron a los parricidas.
Titular de “Crónica”, 30/09/94
Texto 3
Como
una fuente inagotable, los crímenes pasionales seguirán superando la
imaginación de los escritores de novelas policiales.
Siempre
hay uno más: uno distinto, uno más aberrante, más siniestro; en fin, son
innumerables e inacabables.
Las
personalidades de los asesinos de turno -vastamente desarrolladas en las
películas policiales- demuestran en su mayoría serios trastornos psíquicos,
como en el caso que nos ocupa, donde, sorpresivamente, el detenido por los
asesinatos…
Fragmento
de una crónica policial de “Crónica”, 27/09/93
Texto 4
Así
cierra la noche sobre la pampa ingente.
Es un
ojo violeta, muy grande, que se apaga
y que se
pone lóbrego, profundo, de repente,
como a
la orden suave de la brisa que vaga.
Es la
noche que aprieta como en un puño oscuro,
Élitros,
plumas, crines, huevecillos y granos,
Todo lo
que está lleno de presente y futuro.
Fragmento, Baldomero Fernández Moreno, “La
noche”, en “Las cien mejores poesías de Fernández Moreno”, EUDEBA, Buenos
Aires, 1961.
Texto 5
Polenta con queso
Prepare
una polenta espesa (pero no dura) y condiméntela a gusto con sal y pimienta.
Extienda
una capa de 2 cm en una fuente para horno. Cúbrala con una capa de daditos de
queso fresco, espolvoree con tiritas de jamón y queso rallado. Tape con otra
capa de polenta. Cubra esta con una capa de queso rallado, salpique con
trocitos de manteca y gratine en horno bien caliente.
Blanca
Cotta, en “Viva”, diario “Clarín”, 21.07.02.
Actvidad 2
a.
Elija alguna
publicidad que aparezca la web. Cópiela y péguela en el archivo de Word de esta
tarea y luego analícela a partir de las
siguientes preguntas:
1.
¿Cuál es el producto
o servicio que se publicita?
2.
¿Qué información
explícita sobre el producto o servicio se transmite en forma verbal
(lingüística) en esta publicidad?
3.
¿Qué información
sugerida (o connotada) se transmite a través de la imagen, los contrastes,
etc.?
4.
¿En qué persona están
los verbos del texto?
5.
¿En qué frase se
apela directamente al receptor?
b.
Piense en el esquema
de la comunicación y determine cuál es el elemento que se privilegia en la
publicidad (emisor, receptor, mensaje, referente).
1.
¿Cuál es la intención
del emisor?
2. En conclusión, ¿qué función del lenguaje predomina?
Clase 2 (jueves 26 y viernes 27)
La situación de comunicación. Sus elementos.
En la clase anterior nos hemos concentrado en el estudio de los enunciados pero, como
explicamos anteriormente, los enunciados no se producen fuera de contexto y su
significado depende de la situación comunicativa en que se emiten.
En
este mundo inundado por los mensajes de la publicidad, la radio, la televisión
y la prensa, es imprescindible tener el ojo alerta y el oído atento para
interpretar qué significan realmente los enunciados que nos invaden
continuamente.
Por todo
esto, consideramos de fundamental importancia -y no solo para el estudio de
esta materia- que usted lea los textos desde una posición crítica. Considere
que lo que lee refleja las ideas del autor acerca de la realidad, no la
realidad misma y usted puede tener otra mirada sobre esos hechos o tal vez
dudas que lo conduzcan a disentir con el texto o lo impulsen a buscar nueva
información. Para opinar, para tener ideas propias, para poner en tela de
juicio lo que otros dicen o escriben, es necesario mirar (leer) críticamente.
El
análisis de los elementos de la comunicación puede ayudar a
interpretarlos críticamente:
•
¿quién es el que dice?
•
¿para qué lo dice?
• ¿con
qué propósito?
• ¿a
quién le está hablando realmente?
•
¿qué se dice y qué se sugiere?
Veamos
en adelante qué elementos están presentes en las situaciones de comunicación
a
través de las cuales nos relacionamos con otras personas.
Pensemos
en una situación común de la vida cotidiana. Imaginemos una conversación
telefónica. En ella Amelia le dice a su amiga Rosita:
—
¿Vamos al cine el jueves?
Con
esta situación en mente, avancemos en la explicación:
En
toda situación de comunicación hay un emisor o destinador (Amelia, en nuestro caso) que produce
un mensaje
(Vamos al cine el jueves), dirigido a un destinatario o receptor
que lo recibe (Rosita). Todo mensaje se refiere a un objeto, el referente,
que es aquello de lo que trata el mensaje y que es expresado en palabras (la
propuesta de ir al cine). Para transmitir este mensaje, el emisor emplea un código (en
este caso la lengua castellana) que se supone
comparten
emisor y receptor. Para que la transmisión se efectúe es necesario que haya un
contacto entre emisor y receptor. Este contacto tiene dos aspectos: un canal físico
(el teléfono en nuestro ejemplo) y la conexión psicológica (la atención del
destinatario, sin la cual el mensaje no llegaría a destino).
Además
de los elementos comentados, hay otros aspectos que entran en juego para que la
comunicación con el otro sea efectiva. En una situación comunicativa influyen:
• Las
competencias o conocimientos de los participantes (en nuestro ejemplo,
Rosita y Amelia saben qué es un cine y hablan el mismo idioma).
• Los factores
psicológicos (en nuestro caso, Rosita y Amelia son amigas y se tienen
confianza; esto influye en la forma de comunicarse y en la comprensión del
lenguaje).
• Los condicionamientos
de la situación de enunciación o contexto (como es una comunicación
telefónica, habrá que dar una respuesta verbal concreta; si fuese cara a cara,
a lo mejor bastaría con una señal de afirmación y una sonrisa).
Dejemos
por un momento el ejemplo y pensemos ahora en las situaciones de comunicación
en general. Otro aspecto que incide en la comunicación es el tipo de texto que
se utiliza en el mensaje. Si hoy leemos un cuento que nos contaban cuando
éramos chicos, su estructura no nos ofrecerá mayores dificultades de
comprensión; en cambio, si se trata de un texto de opinión, donde el emisor
defiende una idea e intenta convencer a su interlocutor de que esa idea es la
que más conviene, probablemente tendremos que hacer un esfuerzo intelectual
mayor para comprender su discurso.
Probablemente usted se está preguntando para qué sirve
detenerse en el estudio de los elementos y factores que influyen en una
situación de comunicación. Nuestra respuesta es: para ayudarlo a interpretar
mejor los diferentes mensajes con que usted se encuentra a diario, ya sea en
una conversación, en la publicidad, en la radio, en la televisión, en la
prensa, etc.
A
continuación encontrará una serie de textos; léalos con atención antes de
resolver las siguientes consignas. A continuación de los textos usted hallará
un cuadro para incluir sus respuestas.
a. Imagine un emisor para cada tipo de
texto. El tipo de emisor que elija deberá ser coherente con el tipo de texto.
b. ¿Qué competencias culturales (¿qué
demuestra conocer en particular el emisor?) se ponen de manifiesto en el texto?
Por ejemplo, en el Texto 1, el emisor puede ser un biólogo o un científico que
se especializa en el estudio de las aves y conoce su tamaño y plumaje, voz,
hábitat, costumbres, etc.
c. ¿A qué tipo de receptor se dirige?
(¿Qué características se supone, a partir de la lectura del texto, que tiene el
receptor: joven, adulto, amante de la música clásica, del tango, del rock,
etc.?).
d. ¿En qué circunstancias se produce la
comunicación? (Imagine una circunstancia que responda al texto).
e. ¿Cuál es la intencionalidad del emisor de cada uno de
estos textos?
Hola. Mi nombre es Santiago. Quisiera saber a que mail puedo enviarle mi situación. Gracias
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